lunes, 23 de marzo de 2009

III. Contribución de la raza cósmica para trascender el liberalismo

Cítese este artículo como: Saldaña-Zorrilla, Sergio O. (2008). Dualismo y polarización histórica en Iberoamérica. Revista El Cotidiano, No. 149, Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco. ISSN: 0186-1840. Ciudad de México.
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En la primera sección de este trabajo se criticaba, entre otros, la falta de proyectos de nación propios en la región, así como su insuficiente inclusión de sectores históricamente marginados. En esta sección se discute brevemente la vigencia y se critica la caducidad de algunas ideas vasconcelistas que podrían servirnos de base para solucionar lo anterior.

La solución propuesta por el materialismo histórico de Marx y Engels para construir una sociedad más justa y menos polarizada falla debido a la dificultad, también histórica, de abolir las clases sociales.[1] No obstante, su interpretación de la historia basada en la lucha de clases tiene el mérito de explicar cómo el interés económico (materialista) forma y enfrenta a esas clases.

Por su parte, la concepción de La Raza Cósmica de José Vasconcelos, [2] basada en la mezcla de culturas del mestizaje, explica buena parte de lo que el materialismo histórico abstrae del análisis. Su propuesta difiere de los enfoques culturales de la antropología y la sociología del siglo XX en tanto que estos últimos ven en el mestizaje un elemento más de la pluralidad cultural (Boas, Mead, Geertz, etc.) y no su síntesis recopiladora, como Vasconcelos. En su primera etapa, el mestizaje de la raza cósmica es sólo parcialmente racial, en la cual una coalición de culturas posibilitará el mestizaje cultural. Dicho mestizaje facilitará que la mezcla de culturas y razas continué, formándose una raza síntesis producto del mestizaje de todas las razas del planeta, misma que –gracias a una selectiva educación- recogerá lo mejor de cada cultura. Esta es la también llamada quinta raza, por ser resultado de la mezcla de las cuatro razas divergentes del planeta: negra, blanca, amarilla y roja, mezcla que desde hace cinco siglos, más que en ninguna otra parte del globo, está formándose en el continente americano.

Dicha raza será la que, sugiere Vasconcelos, guíe el espíritu de la humanidad[3] en su marcha a través del cosmos. Esta interpretación proporciona elementos bastante útiles tanto para diseñar una estrategia para reducir la polarización así como para dar un marco filosófico a la integración iberoamericana. No obstante, todavía es necesario hacerle varias críticas y actualizaciones, algunas de las cuales procedo a poner sobre la mesa.

La lucha entre católicos y protestantes originalmente se circunscribe a Europa pero posteriormente se extiende a América. La reanimación que el mundo católico consigue con la colonización y evangelización de América Latina comienza a ser contrarrestada por Inglaterra, antagonista continental de los latinos europeos. Vasconcelos da a esta confrontación un tinte racial, donde lo latino y lo anglosajón compiten tanto en Europa como en América, dotándole de unidad a cada bando.

En refuerzo a las tesis vasconcelistas está la competencia económica entre ambos bandos. Sin embargo, durante los siglos XVII y XVIII ya no sólo las industrias textiles y metalúrgicas inglesas van volviéndose las más fuertes del planeta, sino también sus empresas de piratas, que van logrando mayores éxitos en el asalto de galeones españoles cargados de metales preciosos y materias primas. Gran parte del botín constituye lo que a la postre facilitaría el proceso de acumulación de capital en Inglaterra para financiar su revolución industrial.[4] Durante esos siglos la piratería contribuyó al lento pero permanente proceso de transferencia de riqueza del sur al norte de Europa.

La respuesta hispana sería su apoyo a las monarquías europeas en su lucha contra movimientos protestantes alineados con los intereses británicos.[5] La respuesta francesa fue más amplia, que además incluyó su apoyo a la independencia de las Trece Colonias Inglesas en Norteamérica.[6] Esta creciente rivalidad latino-sajona se acentúa con las guerras napoleónicas, en las que Vasconcelos emblematiza la primera gran derrota del mundo latino en la victoria de Nelson en Trafalgar.

En la visión vasconcelista, ese pasado común de derrotas frente a los sajones es lo que unifica al mundo latino. Además, señala que la tolerancia y mezcla raciales de América Latina es la base para la formación de una potencia superior en la región,[7] síntesis evolutiva de las virtudes de las cuatro razas que interactúan en dicha región.[8]

Mientras para Hegel la síntesis es guiada por un espíritu de la historia que sólo el pensamiento libertario europeo está materializando a través de la instauración de sus instituciones en el mundo,[9] la síntesis de Vasconcelos es multirracial. La síntesis de Hegel coloca a la cultura europea en la cúspide de todas las culturas –en tanto la considera realizadora del espíritu-, considerando a Oriente como un anacronismo y a América tan sólo como su posible sucesor sólo en la medida que logre continuar la línea libertaria trazada por el pensamiento europeo.[10] Bajo esa lógica, un Weltanschauung americano divergente de esa línea es también un anacronismo, superado en el pasado por la cultura europea en algún estadio previo de su evolución. A pesar de su crítica a Hegel, Marx y Engels llegan a prácticamente la misma conclusión. Condenan las atrocidades del imperialismo europeo, pero están convencidos de su necesidad para implementar el capitalismo en el resto del mundo y así dejar atrás modos de producción y sociedades inferiores.[11] Una vez agotado el sistema capitalista tanto en Europa como luego en el resto del mundo, señalan Marx y Engels, las condiciones serán propicias para transitar al socialismo, fase superior de la humanidad.

En contraparte, la síntesis de Vasconcelos incluye no sólo lo europeo sino también lo no europeo de América, que combinado con lo asiático y lo africano de los demás inmigrantes de esta región, proporcionarán los elementos realizadores del espíritu. De Europa propone conservar los mejores elementos ibéricos de nuestra cultura, a la vez de aprovechar las actitudes progresistas de los liberales: progresismo como antídoto contra la falta de ambición de algunos sectores de la sociedad latinoamericana. Del indígena se propone rescatar, entre otras cosas, su sentimiento igualitario y su sentido de justicia. Este planteamiento está en buena medida contagiado del optimismo post-revolucionario del México de los años 1920s, por el cual se realiza una re-evolución al reintegrar los elementos indígenas en la nueva cultura mexicana.[12]

Ello le permite visionar algo semejante con el resto de razas en el resto de América. No obstante, el mestizaje latinoamericano ha avanzado titubeante en las décadas recientes, en buena parte debido a la falta de cohesión social. Si las tendencias de integración cultural de las cuatro razas hubiesen continuado, muy probablemente la polarización en América Latina sería hoy mucho menor.

Vasconcelos convocaba a unir a la cultura latina a pesar de estar separados en dos continentes. En eso reconocía la fraternidad anglosajona de ingleses, estadounidenses, australianos, neozelandeses y sudafricanos sajones, dispersos por cuatro continentes y sin embargo tan aliados en todo. Además de la cultura hispánica, ¿qué une a los latinos europeos y americanos hoy en día? Más aún, ¿están cohesionados estos países tanto entre sí como a su interior? Al español y al criollo americano les une su pertenencia a España, por lo que podrían compartir algún resentimiento contra lo anglosajón. No obstante, aunados a otros inmigrantes no hispanos y una parte del mestizaje, ellos forman un bloque más amplio en el cual lo que les une es más bien el poder aprovechar el sistema vigente de acceso a los recursos y uso de activos. Por eso reitero que la movilidad racial por si sola no es solución a la marginalidad y la polarización.

Durante el siglo XIX, en efecto, el criollo liberal luchó en toda América Latina por arrebatar al poder al conservador ibérico. Aliado al liberal, parte del mestizaje también logra arrancar para sí algo de ese poder. Los movimientos populares lograrían después algo similar para algunos campesinos, obreros e indígenas. Mas en el fondo eso no ha bastado para superar la creciente marginación del resto. Así, a diferencia del llamamiento de Vasconcelos, esta cúpula no está actualmente cohesionada por un sentimiento hispánico –por ello tampoco anti-sajón- como sí por su pertenencia al grupo económicamente más fuerte en sus respectivos países.

Por su parte, lo que une a los indígenas de América Latina parece no ser en sí un sentido de pertenencia a imperios precolombinos como sí su resentimiento histórico contra ese sector ampliado que en muchos países de la región acaparan el acceso a los recursos de la sociedad. El resto de los mestizos son, por otra parte, un grupo más conciliado al interior del país. Les cuesta tomar partido racial pues no se agrupan del todo en ninguno de los anteriores. Dependiendo de su nivel de ingresos, éstos tienden a dividirse entre los otros dos grupos, en particular cuando la sociedad comienza a polarizarse.

Así, aún no del todo sintetizada en la quinta raza, la sociedad latinoamericana se polariza en esos dos bandos socioeconómicos y raciales, cuya oposición a lo sajón no es ni clara ni homogénea. Además, como en la Europa continental, es muy común encontrar en las clases altas y medias latinoamericanas amplios sectores enrolados en la cultura anglosajona coexistiendo con otros que le guardan cierto resentimiento a, concretamente, los Estados Unidos e Inglaterra por el pasado de guerras perdidas e intervenciones.[13] Por el momento, la falta de cohesión social al interior de América Latina y la inequidad económica siguen posponiendo la consolidación de una clara postura latinoamericanista y, más aún, iberoamericanista.

En sus tesis, Vasconcelos convoca a la unión de los países latinos a pesar de la presencia de conflictos internos a lo largo de su historia.[14] En la parte cultural se esta dando un continuo acercamiento, aunque muy probablemente desacelerado por los pocos alcances de los intentos de integración económica. Por su posición geográfica, dos economías grandes de Iberoamérica –España y México- se han ido integrando económicamente más a otras regiones.

Ello no es condenable, sobre todo si se considera su racionalidad en términos de eficiencia de mercado. Actualmente, las recientes joint ventures que mancomunan capitales latinoamericanos con estadounidenses están más fuertemente integradas que aquellas entre latinoamericanos, lo cual reduce la probabilidad de integrar seriamente a estos últimos en algo más allá de lo cultural. En el caso de México, Centroamérica y el Caribe, los capitales mancomunados son tanto físicos, financieros y humanos: manufacturas, banca e inmigrantes, respectivamente. Por ello la buenaventura de los EUA es en parte también la de esta región.

Por su pertenencia a la Unión Europea, también a España le resulta poco viable la integración económica con América Latina, que a excepción de la expansión de algunas empresas españolas y el incremento en el flujo de inmigrantes sudamericanos a España, esos intercambios son aún muy bajos comparados con los sostenidos entre América Latina y los EUA.

En suma, esa integración a bloques regionales distintos dificulta la unión entre lo latino-americano y lo latino-europeo en al menos la esfera económica. La alternativa para España podría ser un modelo de integración similar al disengagement de la Gran Bretaña a la Unión Europea, en el que sin desperdiciar las ventajas de ampliar su acceso a los mercados europeos, la Gran Bretaña refuerza simultáneamente su alianza geopolítica y económica con los EUA y Australia.[15] En el caso de México –y también Chile y Centroamérica-, gracias a que aún no se ha avanzado en la integración con Norteamérica en temas más allá del libre comercio de mercancías y servicios, la integración con el resto de América Latina sigue siendo una opción real.
Todavía fuertemente impactado por el casi exterminio de la raza roja en los EUA, Vasconcelos es escéptico de la capacidad para integrar la pluralidad racial y cultural en ese país. Sin embargo, la intensa participación de los EUA en las guerras mundiales y su recurrente intervencionismo le ha llevado a requerir mano de obra adicional para empujar su economía. Ello aunado a la marginación y pobreza de muchas partes del planeta explican el ingreso de más inmigrantes a ese país, especialmente de razas y culturas no europeas desde la segunda mitad del siglo XX. Estas razas han ido conquistando su inserción dentro de la sociedad estadounidense: sutilmente en el caso de asiáticos, más abruptamente en el caso del movimiento negro, y bifurcando el mainstream anglo-protestante como es el caso latino.

La presencia latina abre un nuevo dualismo dentro de los EUA. Una parte de ese dualismo lo constituye el conjunto de inmigrantes de diferentes razas y culturas asentados alrededor del orden establecido por el White Anglo-Saxon Protestant (Blanco Anglo-Sajón Protestante), fundador ideológico de ese país. La otra parte de ese dualismo la han formado los inmigrantes latinoamericanos, mayoritariamente mexicanos, que no se acogen a ese orden y, al propagarse, están crecientemente transformando esa sociedad. [16]

Samuel P. Huntington, reconoce que la presencia latina esta re-fundando los valores de la sociedad estadounidense, lo que está trayendo consigo una nación dividida por dos lenguas, dos culturas, y dos visiones del mundo.[17] Así, más circunstancial que voluntario, los EUA también se están convirtiendo en la nación multicultural que alberga las cuatro razas para la síntesis cósmica que anuncia Vasconcelos. Además de la capacidad de integración y asimilación social, la equidad económica y la armonización entre culturas decidirá si son los EUA o Latinoamérica quien primero incube la quinta raza. En cualquiera de los casos, el mestizaje cultural y racial es la realidad a la que todo el continente americano se dirige, y su espíritu, por multirracial y pluricultural, es el que más probablemente conducirá exitosamente el entendimiento entre las civilizaciones de este planeta.


N O T A S
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[1] La historia de las revoluciones muestra como los grupos revolucionarios triunfantes comienzan a dividirse y estratificarse tan pronto como asumen el poder, reproduciendo patrones de concentración del poder y autoritarismo.
[2] Vasconcelos, José (1958). La Raza Cósmica. (1ª. Edición: 1925, México). En Obras Completas, t. II, Ed Libreros Mexicanos. México DF.
[3] La pregunta sobre cuál es el sentido del espíritu de la humanidad no es más que la colectivización de la eterna interrogante sobre cuál es el sentido de la existencia del hombre en la tierra. En la visión de Vasconcelos parte del sentido del espíritu de la humanidad consiste en su expansión a través del universo.
[4] Aunado a la implementación de la propiedad privada en Inglaterra, al proceso de enajenación de tierras comunales, a la concentración de la propiedad y a la liberación de mano de obra del campo a la ciudad para abastecer de mano de obra barata a fin de maximizar la tasa de plusvalía y acumulación capitalista durante esos siglos en Inglaterra, bastamente documentado por Marx en: Marx, Karl (1867). Expropriation des Landsvolks von Grund und Boden. Die so genannte Ursprüngliche Akkumulation. 24. Kapiteln. In: Kritik der Politischen Ökonomie. Erster Band. Nach der ersten von Friedrich Engels herausgegeben Auflage. Hamburg, 1864.
[5] Por su parte, tanto España como Francia, en permanente pugna entre sí, sostenían una pugna más férrea con Inglaterra por el dominio de Europa –y por imponer sus respectivas formas de gobierno.
[6] Irónicamente, su rivalidad con la monarquía inglesa benefició la creación de la republica en los EUA al apoyar su movimiento independentista. Republicanismo americano cuya expansión al resto del continente la misma monarquía francesa intentaría combatir menos de un siglo después a través de su intervención en México.
[7] Y no en los EUA por su marcada resistencia contra lo no-sajón, ni Europa por su falta de espacio para influjos masivos de inmigrantes de culturas distantes. En eso la Europa contemporánea no ha cambiado demasiado. Después de haber sido por siglos expulsora de emigrantes, sea para colonizar, por pobreza o por guerra, Europa es ahora por primera vez en su historia receptora de inmigrantes de ultramar.
[8] Lo que también le ha costado a Vasconcelos buena parte de la critica a su obra durante la post-guerra, en especial por lo sensible que queda el mundo luego del holocausto, reforzado, entre otras cosas, por una teoría de razas.
[9] Hegel, G. (1974). Lecciones sobre filosofía de la historia universal. Revista de Occidente. Madrid.
[10] Reflexión que también abre la puerta a la justificación de la dominación primero europea y más recientemente de occidente, que incluye a los EUA.
[11] Engels, Federico (1992). Barbarie y Civilización. En: El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Ed. Fondo de Cultura Económica. México. DF.
[12] Lo cual no pudo implementarse en sólo algunas regiones, como Chiapas, y se detuvo en otras, como Oaxaca y Guerrero.
[13] Las más recientes en Hispanoamérica: Argentina contra Inglaterra en 1982, perdiendo las Malvinas; España -EUA a fines del siglo XIX, perdiendo Cuba, Puerto Rico y las Filipinas; México-EUA en 1846-47, perdiendo la mitad del territorio; Argentina y las invasiones inglesas a Buenos Aires en 1806 y 1807 –respuesta inglesa al pacto entre Carlos IV de España y Napoleón Bonaparte; y España y Francia contra Inglaterra en Trafalgar.
[14] Octavio Paz señala que cada pueblo tiene sus fantasmas: Francia para los españoles, Alemania para los franceses; los Estados Unidos para México. Ver: Paz, Octavio (2002). Entrada Retrospectiva. En: Por las sendas de la memoria. Ed. Galaxia Gutenberg. Barcelona.
Más se debe añadir a Inglaterra como fantasma de los argentinos. Aunque las no pocas guerras entre países latinoamericanos han dejado algunos resentimientos y fantasmas, el mucho mayor diálogo cultural entre éstos ha permitido que esos fantasmas vayan perdiendo presencia y por tanto influencia en la psicología colectiva. Sólo subsiste cierto reproche histórico hacia Brasil, Argentina y Uruguay de parte de los paraguayos, a Chile de peruanos y bolivianos, y a Perú de ecuatorianos.
[15] Sin que esto abra un debate entre latinoamericanistas y comunitarios al interior de España.
[16] Y tanto mas subvencionen los EUA su sector agrícola, mayor será la mexicanización de ese país. Dado el actual Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el incremento en las importaciones agrícolas de los EUA a México –basado en un dumping subsidiado- contribuye a mantener los precios agrícolas extremadamente bajos en México, lo que reduce substancialmente el ingreso medio rural, aumentando la pobreza en el campo y con ello la emigración a los EUA. Véase: Saldaña-Zorrilla, Sergio (2006), Op. cit.
[17] Huntington critica la multiculturalización de los EUA y, más en particular, considera que la presencia latina atenta contra la posición hegemónica de los EUA y Occidente en el resto del mundo dado que considera al latino poco activo en la promoción de los valores libertarios y democráticos occidentales. Véase: Huntington, Samuel P. (2005) Who are we? The Challenges to America’s National Identity. Ed. Simon and Schuster, Londres.

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